Representantes del norte provincial confirmaron en la Legislatura que productores de girasol sufrieron pérdidas del 80% de sus cultivos por palomas torcazas y cotorras.

La Cámara de Senadores de Santa Fe dio media sanción un proyecto de ley cuya temática llamó la atención de los diputados: las palomas torcazas. Los legisladores buscan una ley que las declare plagapara el control de su población.

El senador provincial Rodrigo Borla explicó los alcances del proyecto que se impulsa para declarar plaga a la especie Zenaida auriculata. La iniciativa ya obtuvo media sanción en la Legislatura y apunta a habilitar un programa integral de control poblacional ante un problema que, según remarcó, se agrava desde hace más de tres décadas.

El crecimiento descontrolado de esta especie genera impactos en distintos planos. «Son los fundamentos del proyecto: la salubridad, la sanidad y el daño arquitectónico. En los edificios históricos y en las viviendas urbanas vemos corrosión y contaminación por excremento», además de riesgos en rutas y autopistas debido a bandadas que se alimentan de restos de carga que caen de los camiones.

La situación productiva es crítica en el centro-norte santafesino. Hay lotes de girasol que han perdido hasta un 80%. En departamentos como San Justo y General Obligado se calcula que entre un 15% y un 20% de la superficie sembrada se perderá por la paloma; hablamos de 15.000 a 20.000 hectáreas, también hay afectación en cultivos de soja y sorgo.

La especie identificada como problemática no es la paloma mensajera ni todas las variedades urbanas, sino una clase específica cuya reproducción se multiplicó por la falta de predadores naturales. Una paloma puede tener diez crías por año. El control debe apuntar a reducir la reproducción, no a la matanza, que además está prohibida por ley.

El proyecto busca dar un marco legal para que la provincia, en conjunto con organismos nacionales, universidades, el INTA y el INTI, pueda avanzar en soluciones técnicas. Estamos trabajando en un programa provincial de control poblacional. Ya hubo ensayos con repelentes que no dieron el resultado esperado y otros que hoy se prueban en aeropuertos, donde parece haber avances. Laboratorios privados se sumaron a la investigación para desarrollar mecanismos que impidan la reproducción masiva.

En paralelo, se vincula el problema de las palomas con otras especies que se multiplican en zonas rurales y urbanas. La cotorra y el loro ya son plaga por ley y generan cortes eléctricos y daños en antenas. El jabalí europeo está destrozando maizales y alambrados en Santa Fe y en países vecinos. Son temas que deben debatirse con seriedad.

La iniciativa no busca habilitar medidas letales ni prácticas que afecten el ambiente. Cualquier intervención debe respetar la cadena alimentaria y evitar la contaminación.

La propuesta deberá ahora tratarse en la Cámara de Diputados. La normativa permitirá avanzar hacia una estrategia sostenida; se viene intentando desde los años ’90. Pero es un problema sanitario, económico y patrimonial que debemos abordar con herramientas modernas y técnicas.